Un mano a mano entre dos líderes, cada uno a su estilo. Todo apuntaba a un enfrentamiento entre egos, a un intentar cada cual imponer su criterio a la hora de tirar por aquí o por allá. Pero no. Lamento decepcionarles pero no sucedió nada de eso. Tenemos también una faceta dialogante y civilizada, no crean. Supimos poner en juego nuestras mejores armas transaccionales y negociadoras para alcanzar un punto de entendimiento. Pero mariconadas, las justas.
Mi compadre me recogió en Miraflores, a donde llegué con el autobús, y de ahí subimos juntos hasta la Morcuera en su coche. Pasaban algunos minutos de las diez cuando aparcamos en el puerto.
Descendemos cerca de una hora por el Camino de la Nieve, perdiendo entre el pinar unos trescientos metros de altura. Abandonamos dicho camino a la altura de la fuente de la Parada del Rey o del Acebo, a la que se baja por unas escaleras de piedra. Nos sorprende que, pese a estar al final del verano, de la fuente mana algo más que un hilillo de agua.
En el Camino de la Nieve
Fuente de la Parada del Rey
A partir de aquí seguimos rodeando un rato más la mole de la Najarra, en el sentido de las agujas del reloj, pasando el barranco de San Blas. Unos metros antes del arroyo de los Henales comenzamos propiamente el ascenso a la cumbre, internándonos en el Pinar de Aguirre. Setecientos metros de desnivel nos aguardan desde aquí.
Estas curiosas plantas nos dejan perplejos
Y comienza el ascenso
El Monte o Pinar de Aguirre, como prefieran, es una masa forestal que cubre gran parte de la vertiente meridional de la Najarra, en los términos municipales de Miraflores y Soto del Real. En realidad se trata de un pinar de repoblación, aunque ya centenario. Según cuenta en su blog Julio Vías, su nombre recuerda al ingeniero de montes Joaquín Aguirre e Hidalgo de Quintana, responsable de su plantación. Este tal Aguirre acometió en las primeras décadas del siglo XX la repoblación de las peladas laderas de la solana de la Najarra con una equilibrada mezcla de pinos resineros, silvestres y laricios. Al parecer, un sencillo monumento le recuerda a las afueras de Miraflores.
Embalse de Santillana
El reencuentro con el Guadarrama me está sentando bien
En el ascenso caminaremos en algunos momentos por trochas difusas o incluso fuera de sendero, pero habrá otros en que lo hagamos por un sendero más marcado e incluso con hitos. Y es que por aquí se abrió durante la guerra civil un camino mulero que servía para suministrar vituallas a las tropas que ocupaban posiciones en los altos de la sierra. Sospecho que en este caso tales posiciones debían estar en manos de los republicanos, al menos en los inicios de la contienda. Este camino, que trazaba sucesivas zetas para superar los fuertes repechos, es aún bien visible en muchos tramos; en otros, sin embargo, se pierde un tanto.
La Pedriza: Yelmo, Pared de Santillán, alto de Matasanos, etc.
Esperábamos alcanzar la Najarra pasando previamente junto al risco que llaman Cuatro Calles. Pero no. Lo hacemos, siguiendo hitos, de forma más directa, remontando la loma que se descuelga hacia el sur.
Parece que llegamos ya...
... pero el vértice estaba detrás del risco anterior
Comemos al pie de la cumbre, buscando un poco de sombra, bajo unas rocas que miran hacia el norte. Son las tres menos cuarto y nada presagia, de momento, la fuerte tormenta que caerá, una vez finalizada la ruta, cuando vuelva en autobús a Madrid.
Los dos líderes casi levitando
Un bicharraco (hasta ahí llegan mis conocimientos de zoología)
En la bajada pasamos junto al pequeño refugio de la Najarra, que es ya pura ruina. Y engancharemos el sendero que baja del puerto de la Najarra al de la Morcuera un poco por debajo del primero.
Las ruinas del refugio de la Najarra
Es de destacar la soledad que se respiraba hoy en esta zona de Guadarrama, que habitualmente suele estar concurrida. Último domingo de agosto, día de operación retorno, previsión de calor e incluso de tormenta por la tarde son factores que pueden ayudar a explicarlo.
Hemos también comentado mi compadre y yo que el campo estaba bastante agostado. Parece que en esta semana entrante se prevé un fuerte descenso de las temperaturas, acompañado de algunas precipitaciones. No le vendrá nada mal al campo.
Mi compadre de espaldas
Antes de despedirnos nos tomamos una cervecilla con limón en el Bar Al-Ándalus de Miraflores (en la calle del Mercado, que desciende desde la iglesia). Y luego mi compadre me acercará en coche hasta El Molar para que tome allí el autobús. Buen tipo mi compadre. Algunos dicen incluso que tiene facciones homéricas. ¿Y ellas, qué opinarán?
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