La Ponta de São Lourenço es un área protegida que incluye dos islotes (Ilhéu do Desembarcadouro o de Cevada e Ilhéu do Farol), declarada reserva natural e integrada en el Parque Natural de Madeira, que fue creado en 1982.
Su origen es volcánico, calculándose que se formó hace unos cinco millones de años. Se compone básicamente de colinas amarillentas y rojizas, que presentan filones o intrusiones de roca basáltica negra. Comprende dos conos volcánicos de formación reciente, el Cabeço da Cancela (159 m.) y el Monte da Nossa Senhora da Piedade (109 m.). Incluye una zona de dunas (Dunas da Piedade) con fósiles cuaternarios de 300 mil años de antigüedad. Posee también una playa de arena negra y blanca (A Prainha), cuyas tonalidades cromáticas vienen determinadas por el porcentaje de arenas basálticas y calizas.
La ausencia de árboles y la vegetación rastrera de tipo xerófilo, acompañada de musgos que crecen en las fisuras de las rocas y de líquenes que recubren los afloramientos rocosos, son consecuencia del clima semiárido y del viento del norte que afectan a este paraje, haciéndolo muy diferente del resto de la isla. Muchas de las plantas que aquí crecen son endémicas.
En sus acantilados nidifican aves marinas, destacando por su número la gaviota de patas amarillas, y otras terrestres, como el canario de tierra o la paloma de roca. Vive también una colonia de lobos marinos, que se dice eran de los pocos mamíferos que saludaron a lo primeros portugueses que desembarcaron aquí a principios del siglo XV.
Para recorrer este singular paraje me acerco hasta Baia d'Abra con la línea 113 de autobuses interurbanos, que hace el servicio Funchal-Baia d'Abra, con paradas en Machico y Caniçal, pueblos por los que ya pasé ayer.
Voy a seguir la ruta nº 12, descrita en la guía de senderismo de la editorial Rother, que coincide íntegramente con el PR-8, bautizado como Vereda da Ponta de São Lourenço.
Echo a andar por el sendero que parte del mismo aparcamiento en que muere la carretera. Se trata de un itinerario bastante concurrido, que permite recorrer la península de São Lourenço, que se adentra como un dedo en el mar.
Esta península es el punto más oriental de Madeira, amén del lugar de la isla que, con arreglo a las crónicas, primero pisaron en 1419 los descubridores portugueses João Gonçalves Zarco y Tristan Vaz Teixeira. El nombre de São Lourenço o San Lorenzo que dieron al lugar se debe a que así se llamaba la carabela que tripulaban y que les trajo hasta aquí.
Se distingue el agujero que hay al pie del Morro do Furado
El recorrido ofrece un 0 % de probabilidades de perderse y el paisaje semiárido y desprovisto de arbolado contrasta fuertemente con la imagen que tenemos de Madeira, la isla verde, cubierta por bosques de laurisilva envueltos en niebla. Un paisaje, no obstante, que encierra también atractivos, como la proximidad del mar, los espectaculares acantilados y las curiosísimas forma volcánicas.
Llegamos finalmente a la Casa do Sardinha que, rodeada por un palmeral, se asemeja a un oasis. Es una modesta casa, ubicada en el extremo de esta península, que en otros tiempos perteneció a una familia madeirense, los Sardinha. Hoy se ha convertido en un sencillo centro de interpretación en el que se explican los valores medioambientales de este enclave. Al parecer, es posible pernoctar aquí en tienda de campaña solicitando un permiso con antelación. En todo caso, hay varios bancos y mesas de madera que le permiten al caminante hacer un alto en el camino y descansar un poco.
La Casa do Sardinha y el Morro do Furado detrás
Desde aquí puede ascenderse hasta el Morro do Furado (150 m.), que presenta un doble cumbre. El nombre de esta montaña o morro hace referencia a que en su base hay un agujero en la roca por el que se cuela las olas cuando el mar está bravo.
En la subida se nos echará encima un poco de neblina y caerán algunas gotas de lluvia.
Desde la segunda y más alta de las cimas se tienen a nuestros pies los islotes del Desembarcadouro y del Farol.
Últimos metros de la subida al Morro do Furado
Vistas de los dos islotes
Para volver al punto de partida no hay más que desandar lo hecho hasta ahora. Creo recordar que di por finalizado el paseo sobre las tres de la tarde, teniendo tiempo de hacer una escala de varias horas en Machico para bañarme en su playa, que es de arena fina, y tomarme una pizza en una terraza.
En el camino de vuelta
Playa de Machico
Para poner el punto final a esta crónica vamos a dejar aquí un videoclip del artista madeirense Ruben Aguiar, que está grabado precisamente en Machico. Quién sabe si no estaremos ante una futura figura de la canción ligera. El tema se titula Amor das outras.
Bibliografía
Ruta nº 12 de la guía excursionista Las mejores rutas por levadas y montañas de Madeira, escrita en alemán por Rolf Goetz y publicada por la editorial Rother. Existe una versión traducida al español.
Datos técnicos
Punto de inicio y final: Aparcamiento de Baia d'Abra, al que puede llegarse desde Funchal con la línea de autobuses interurbanos 113, que gestiona la compañía SAM.
Distancia: 8 kilómetros (ida y vuelta).
Desnivel acumulado: 340 metros (no me pareció tanto, aunque es cierto que tuvimos varios sube y bajas).
Distancia: 8 kilómetros (ida y vuelta).
Desnivel acumulado: 340 metros (no me pareció tanto, aunque es cierto que tuvimos varios sube y bajas).
Duración: dos horas y media (tardé algo más de cuatro horas con paradas para admirar el paisaje, sacar fotos, picar algo, visitar el centro de interpretación de la Casa do Sardinha y descansar otro tanto).
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