Hemos dado un paseo bastante relajado por el entorno de Peñalara en este final de verano que se resiste a dejarnos. Se echa ya de menos que refresque un poco.
Pasadas las nueve y media de la mañana nos hemos juntado en la Venta Marcelino con algunos que habían estado vivaqueando la noche previa por estos lares.
Hemos echado a andar por la Senda del Batallón Alpino, en dirección a la Peña Citores. En el collado anterior a esta cumbre secundaria del macizo de Peñalara, pastan algunas vacas y sorprendentemente de su fuente aún manan unas gotas simbólicas de agua. Otra sorpresa es que de improviso aparece Raquelchu, que está haciendo una ruta con el grupo de Sotero y al reconocernos se acerca a saludarnos.
Nos acercamos hasta la Peña Citores para disfrutar de sus vistas y proseguimos nuestro calmoso paseo en dirección al collado que separa las Dos Hermanas.
Maite estuvo en plan dogfriendly
Decidimos subir hasta la mayor de las Dos Hermanas para avistar desde allí el refugio del Zabala y nos sentamos a comer sobre unas rocas. Hoy no hemos venido a sufrir más de la cuenta.
Refugio del Zabala
Sin más, iniciamos el descenso al puerto de Cotos por la vía más cómoda y directa, terminando la ruta a primera hora de la tarde. Nos sentamos de nuevo en la terraza de Venta Marcelino, bajo una sombrilla, a beber algo.
El personal se queja del calor pasado pero créanme que tampoco fue para tanto. Pero que vengan las tormentas ya, por favor.
Así fue y así se lo hemos contado. Hoy casi no les he metido ninguna bola.
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