En este último domingo del verano fueron tres los que dieron esta vuelta al macizo de Siete Picos, partiendo de la colonia de Camorritos. La ruta, que hemos hecho otras veces, tenía una longitud de 14 kilómetros, con un desnivel de unos 700 metros. Poquita cosa para estos tres colosos.
Fue un día muy jacobeo y muy santiaguesco, por la longitud y por el perfil de la ruta y porque en el último tramo de vuelta a Segovia seguimos el trazado del Camino de Santiago.
En Segovia nos dieron de desayunar en uno de los tres establecimientos que tiene El Obrador del Pan Concepción Moreno, en concreto el que está en la calle José Zorrilla nº 103. Tras ello, nos pusimos en marcha, iniciando la ruta en el Parque de la Dehesa, creado por el ayuntamiento de la ciudad en los pasados años ochenta (en el reinado de Enrique IV hubo aquí un espacio que servía de descansadero y lugar de pasto durante las ferias de ganado).
Salimos de la ciudad por el polígono industrial El Cerro y el GR-88. Nos encaminamos hacia Hontoria tras cruzar por una pasarela de madera el arroyo de la Fuentecilla. Tras pasar esta localidad, continuamos hacia el Soto de Revenga, en el que los fresnos trasmochos se alternan con las encinas.
A la altura de Revenga, tras completar los primeros 9 kilómetros, abandonamos definitivamente las marcas del GR-88, cruzamos la N-603 y atravesamos unos terrenos en los que andan sueltas muchas vacas coloradas.
Conectamos con la Cañada Real Soriana Occidental, que está señalizada como Camino Natural, y torcemos por ella hacia la izquierda, tomando dirección NNE. Por esta vía pecuaria caminaremos algo más de cuatro kilómetros.
A la altura de las ruinas de la venta de Santillana (antiguo rancho o esquileo de Iturbieta), enlazamos con el Camino de Santiago que viene de Cercedilla y el puerto de la Fuenfría. Por él, que coincide además con la Ruta del Acueducto, retornaremos a Segovia. Resulta además que hoy se celebra por aquí el Ultratrail Madrid - Segovia 100 kilómetros, por lo que nos irán adelantando algunos participantes. Según nos cuenta un hombre que iba en bici y que se había detenido junto al último puesto de avituallamiento de la carrera, los corredores han salido de Madrid a las 5 de esta madrugada.
Entramos a Segovia por el Polígono de Baterias o Academia de Artillería y una rotonda en la que hay en el centro un monumento a los pastores y su oficio, dando de nuevo con nuestros huesos en el Parque de la Dehesa. Han sido 21 kilómetros y 430 metros de desnivel. En el bar Norte, también en la calle José Zorrilla, nos hidratamos. Así ha sido y así se lo hemos contado.
Hoy hemos descubierto un buen sitio para desayunar en Riaza. Es la cafetería que se llama Parador Cake & Coffee, que está en la calle Cava nº36. Tienen tostadas, bizcochos de varios tipos, cruasanes, bollería, café y tés. En fin, todo lo que le pierde al senderista de este grupo.
De Riaza fuimos a la ermita de Hontanares para hacer un ruta circular en el sentido de las agujas del reloj.
En el primer tramo ascendimos al mirador de Piedras Llanas para luego bajar suavemente por el robledal hasta el pueblo de Martín Muñoz de Ayllón, cuyo nombre recuerda a uno de los lugartenientes del Cid Campeador.
Desde la iglesia de San Martín de Tours, que está a las afueras del pueblo, bajamos hasta cruzar el cauce seco del río Vadillo y a partir de ahí emprendimos la subida sin tregua por un cortafuegos. Este tramo, que hizo las delicias de los masoquistas, fue sin duda el más duro de la jornada. A alguno se le hizo corto y a otros, los más, se les antojó interminable.
En la pradera de Zopégado nos quedamos sentamos algunos a comer, pero hubo otros que decidieron seguir e incluso tres llegaron a coronar el pico de la Buitrera (2.046 m), tal como estaba planeado inicialmente.
El tercer y último tramo fue sin duda el que nos deparó los mejores momentos del día y las mejores vistas. Siguiendo el cordal pasamos por el cerro de Zopégado (1.942 m), el Cerro Gordo (1.905 m) y el Cerro Merino (1.800 m).
Después de algunos destrepes, en los que suele acabarse recurriendo a la técnica de arrastrar el culo, que nunca falla, alcanzamos el collado de la Fuente (1.627) y de ahí hicimos los dos últimos kilómetros hasta la Ermita de la Virgen de Hontanares, bajando por el robledal.
En total fueron 13 kilómetros y 850 metros de desnivel, en un recorrido un tanto rompepiernas, lo que lo alemanes llaman un suben-estrujen-bajen. Ah, no, que eso era otra cosa. Como el bar de la ermita de Hontanares estaba aún abierto, cayó allí la primera. Y luego. en Riaza (La Porticada), caería la segunda.
Al suroeste de la ciudad de Ávila se levanta el pico de la Serrota (2.294 m), coronado por una torreta de piedra. El trío de protagonistas subieron al mismo desde la localidad de Cepeda la Mora, situada en su vertiente sur. Dos elementos dominan el paisaje: el piorno y el granito.
