Día otoñal. Pero soleado. Parada en Riaza para tomar el café en la cafetería Parador Cake and Coffee, que ya conocemos de otras veces. Vuelta a los coches rumbo al puerto de la Quesera y Majaelrayo. Pararemos unos metros antes de llegar a la presa de Riofrío, en un aparcadero en que dejar los coches a mano izquierda de la carretera.
Comenzaremos a andar siguiendo un trecho la carretera. Tras dejar atrás la presa de Riofrío, tomaremos el sendero que remonta el río Riaza y que está señalizado con marcas de color azul. Este sendero no debe abandonarse, aunque nosotros lo hiciéramos en algún momento. Nos sacará de nuevo a la carretera, apenas a 500 metros del puerto de la Quesera, junto a un cartelón de letras blancas con fondo rojo que pone "Hayedo de la Pedrosa".
Nos internaremos un rato en el bosque de hayas, caminando fuera de sendero. Iremos ganando altura entre hayas de buen porte. Saldremos finalmente a la senda que desciende por el cordal desde la Peña de la Silla, con buenas vistas del puerto de la Quesera y el cordal que sube hacia el Calamorro de San Benito y el pico del Lobo. Nos sentaremos a comer mientras contemplamos la inmensa llanura castellana, con las localidades de Riofrío y Riaza en primer plano.
Después de un rato de debate sobre temas de actualidad y de lectura o sesteo, echaremos a caminar de nuevo, descendiendo hasta el puerto de la Quesera, muy próximo, y ascendiendo a continuación por el cordal que conduce al pico del Lobo. Subiremos primero la Loma de las Caseruelas, bajaremos luego hasta el collado de Prado Llano y unos metros más adelante tomaremos un estrecho sendero que sale a mano derecha (un par de hitos marcan su arranque), faldea el Calamorro de San Benito y que nos lleva hasta el collado de la Hayuela.
Desde aquí bajaremos por el cordal que se descuelga desde el Calamorro de San Benito. El sendero no tiene pérdida pese a que las marcas de color azul escasean. Atravesaremos un bonito robledal, con el suelo alfombrado de hojarasca. Bordeamos la presa de Riofrío y pasamos junto a su aliviadero, que suelta bastante agua, y al Molino de San Miguel. Remontando una cuesta salimos a la carretera, un poco por debajo de donde teníamos los coches aparcados.
Salieron en total unos 14 kilómetros y 775 metros de desnivel. En uno de los bares de la plaza de Riaza pedimos unos torreznos y unas croquetas para acompañar las cervezas de rigor. Antes de iniciar la vuelta, entramos en la pastelería que resiste en la plaza a hacer un poco de gasto,
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