El buen senderista tiene siempre presente aquel consejo de Super Ratón, que decía que no olviden vitaminarse y mineralizarse. Al menos nosotros sí lo tenemos presente y por ello, aprovechando estos días de sol que nos ha traído el anticiclón de invierno, hemos salido al monte la víspera de la Nochebuena, en busca de nuestra dosis de vitamina D.
Dicen los doctores que, cuando nos exponemos al sol, la fábrica que es nuestro propio cuerpo se pone en marcha y produce o sintetiza vitamina D. Esta es una de las muchas ventajas que el senderismo al aire libre nos brinda, porque si lo practicáramos bajo techo o indoor, no sería lo mismo. La vitamina D, no hay que olvidarlo, ayuda al cuerpo a absorber el calcio, un elemento que es de gran importancia para la salud y la densidad de nuestros huesos.
La ruta que hicimos fue una circular por la Pedriza Anterior, con inicio y final en El Tranco, pasando por el Elefantito. Aunque corta, nos dejó muy buen sabor de boca y en eso seguro que el sol tuvo bastante que ver.
Comenzamos la subida desde El Tranco tomando la Senda de las Carboneras. Al llegar a la Gran Cañada, dejamos las marcas blancas y amarillas, que nos llevarían hasta el Yelmo, y continuamos ascendiendo por la Cerradilla. Al cabo de un rato llegamos al Elefantito, en palabras de Andrés Campos, la escultura de granito más perfecta de cuantas decoran La Pedriza.
Más adelante, pasamos al pie de la Pirámide y finalmente conectamos con la Senda Maeso, que tomamos hacia la derecha. Atravesamos de nuevo la Gran Cañada, pasamos junto al Caracol y alcanzamos el collado de la Cueva. Aquí, a sugerencia de Paco, buscamos un lugar para comer, que bautizamos como el Santuario de Edu, por ser el lugar en el que un amigo suyo solía retirarse para meditar.
Después de un rato largo para la comida, el descanso y la meditación, retornamos al collado de la Cueva y desde aquí iniciamos el descenso hasta el Tranco, pasando al pie del Indio (vías de escalada) y junto al Alcornoque de El Ortigal (se dice que utilizado como escondrijo por el bandolero Pablo Santos). En total, salieron 7 kilómetros y 500 metros de desnivel.
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