Pese a las negras previsiones, con aviso de borrasca para el domingo, no quisimos quedarnos tiraos en el sofá del cuarto de estar, no señor, vencimos la pereza y salimos a andar para quemar nuestras lorcillas.
La ruta en sí fue una modesta rutilla, sin grandes pretensiones, una ruta lineal que unía tres pueblos de la Sierra Norte: Manjirón, Paredes de Buitrago y Prádena del Rincón. Su atractivo principal era poder avistar sardinas y en ese sentido la ruta salió redonda, pues las sardinas se dejaron ver a placer. Este dato sorprenderá sin duda a los bilbainos que lean esta crónica, pero hay que aclararles que aquí en Madrid también tenemos sardinas y no tienen que envidiar en nada a las de Santurce, todo sea dicho.
Centrándonos en la ruta en sí, comenzaremos diciendo que salimos de Manjirón en dirección noreste.
Sobre Manjirón, que pertenece al ayuntamiento de Puentes Viejas, habría que decir que tiene dos restaurantes (El Aprisco y Saika) no hay mucho consenso en cuanto a su escritura. A veces se lo encuentra uno escrito con jota y otras con ge. Nos hemos decantado por la primera y juanramonesca opción.
Sobre Manjirón, que pertenece al ayuntamiento de Puentes Viejas, habría que decir que tiene dos restaurantes (El Aprisco y Saika) no hay mucho consenso en cuanto a su escritura. A veces se lo encuentra uno escrito con jota y otras con ge. Nos hemos decantado por la primera y juanramonesca opción.
Al cruzar el arroyo de los Espinares nos sale al paso el primer banco de sardinas y con presteza lanzamos nuestras cañas. Este comienzo nos hace presagiar que el día va a ser fructífero.
Más adelante, junto a una puerta de alambre que tenemos que atravesar, divisamos un segundo banco de sardinas y es que estamos hechos unos linces, señores.
Nos acercaremos al azud del Tenebroso, una pequeña presa en el río Lozoya que tiene un nombre un tanto inquietante. El paraje en que está ubicado es bastante agreste.
Azud del Tenebroso
A continuación pasamos por encima del muro del embalse de Puentes Viejas y pronto damos vista a Paredes de Buitrago que, pese a no tener casitas de pescadores, resulta ser un pueblo sardinero como pocos. Antes de entrar en el pueblo y a la salida del mismo nos encontramos con bancos de sardinas tan nutridos que no dábamos abasto para tanta pesca. Yo llené hasta arriba el tarro que llevaba y Josete tuvo que vaciar una tartera en la que traía jamón y queso para seguir echando las sardinas que capturábamos.
Llegando a Paredes de Buitrago
A la entrada de Prádena del Rincón vimos las últimas sardinas del día, pero no les hicimos ni caso, dado que ya habíamos hecho buen acopio de ellas. Tras acabar la ruta nos volvimos a Manjirón en coche y nos tomamos la cerveza allí.
En Manjirón
A la ruta se apuntaron dos chicas nuevas que hasta el momento no han vuelto. No piensen por ello los lectores que las tratamos mal. Nosotros no solemos, por lo general, tratar mal a la gente.
Bibliografía
Itinerario nº 8 del libro de rutas La Sierra Norte, editado por la Comunidad de Madrid.
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