domingo, 3 de agosto de 2014

Una improvisada subida a la Pradera del Yelmo (2 de mayo de 2014)

No es mucho lo que recuerdo de esta ruta que hicimos hace ya unos meses. Sí recuerdo que el plan inicial era subir a las Torres desde Canto Cochino. Y que había varios neófitos que chapurreaban el inglés. También que a la hora a la que llegamos a la Pedriza, la barrera que regula el acceso estaba ya bajada. Esto nos obligó a aparcar los coches ahí mismo y a cambiar de planes.




Para cuando llegamos a Canto Cochino a pata, Santi, que había echado a andar desde El Tranco, llevaba ya un rato esperándonos. Y encima nos sentamos a tomar un café. No hubo manera de ficharle para que se subiera con nosotros al Yelmo. Insistía en que quería subirse al collado del Miradero y eso fue lo que hizo, tras despedirse muy correctamente de nosotros, todo sea dicho.




Desde Canto Cochino cruzamos el arroyo de la Majadilla por un puente y tiramos por el senderito que discurre por el otro lado y lleva al refugio Giner. Habíamos pensado subir hacia el Yelmo pasando por el Yoyó, el Rocódromo, el Camello y la Maza, pero a la hora de la verdad nos salimos sin querer del senderito antes de tiempo y en muy poco rato estábamos en tierra de nadie. A partir de aquí la improvisación fue total y a cada momento teníamos que decidir por dónde tirar, con cuidado de no enriscarnos.






Vimos a varios grupos de escaladores haciendo sus pinitos en el sector de la Perra Gorda. Debimos de pasar prácticamente al pie de Peña Sirio. Y finalmente salimos al sendero que sube hacia el Yelmo por el Hueco de las Hoces, un sendero la mar de entretenido, que obliga a agarrarse con las manos constantemente e incluso a gatear en algún que otro punto.






Para cuando llegamos a los pies del Yelmo era ya la hora de comer. Y eso fue lo que hicimos sin más preámbulos, sentándonos en la pradera de la pared norte. Alguien sugirió tímidamente la posibilidad de subir al Yelmo por la chimenea, pero lo cierto es que no se acogió la propuesta con mucho entusiasmo.

Tras la comida se reanudó la marcha ordenado el Yelmo por la pradera sur. Manaba agua del caño que hay allí, pero más bien poca. La bajada desde aquí se efectuó por la archiconocida Gran Cañada mientras hablábamos de política, los políticos, la corrupción y todas estas gaitas. Y es que las elecciones europeas estaban ya a la vuelta de la esquina y los ánimos del electorado bastante caldeados.

Sin quererlo acabamos en El Tranco, pero no nos importó. De Santi, ni rastro, algo esperable teniendo en cuenta la hora que era ya. Haciendo uso del mapa vimos que de aquí a Canto Cochino había una forma bastante directa de atajar, pasando prácticamente al lado de la ermita de Peña Sacra. Y eso fue lo que hicimos. Y se nos hizo bastante corto. En un periquete estábamos junto a los coches.



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