miércoles, 19 de noviembre de 2014

Por tierras manchegas: las lagunas de Villafranca y los molinos de Consuegra (17 y 18 de abril de 2010)

Tan sólo unos meses después de nuestra anterior visita volvimos a La Mancha, una región cuyo nombre podría provenir del árabe Al-Ansha, que significaría “la tierra seca o la tierra sin agua”. Pero esto es solo una teoría. Y además no sé hasta qué punto le hace justicia a esta tierra, en la que hay más agua de lo que aparenta. Bajo La Mancha se extiende un gran aljibe de aguas subterráneas, todo un montón de acuíferos que afloran en lugares significativos, como las Lagunas de Ruidera o las Tablas de Daimiel. En la inmensa llanura manchega hay también numerosas zonas endorreicas que se encharcan con las lluvias primaverales, formando lagunas estacionales.
 
 
 
 
 
En este viaje nos hemos acercado a avistar aves a las lagunas de Villafranca, uno de tantos humedales manchegos, y hemos visitado la villa de Consuegra, que junto a Campo de Criptana conserva uno de los conjuntos de molinos de viento más notables de la región. Podemos decir, sin exagerar, que nos lo hemos pasado teta y es que hubo una teta de goma que se convirtió en la gran protagonista del fin de semana. No recuerdo exactamente quién trajo la teta, aunque me lo puedo imaginar...



Visita a un alfar

Al llegar a Villafranca de los Caballeros nos tomamos el café en el bar El Roce, en un comienzo sugerente y prometedor.
En la alfarería de los Hermanos Peño nos mostraron en directo cómo se hace un cántaro y cómo se decora con motivos tradicionales. Es fascinante ver cómo trabajan la arcilla y la moldean mientras el torno gira y gira a toda velocidad.
En el patio, además de un horno antiguo de leña, que sólo encienden un día en el verano y en alguna otra ocasión especial, tienen varias tinajas enormes, sencillamente impresionantes, de las que antiguamente se usaban en la zona para elaborar vino en cuevas. Se hacían de forma totalmente manual, superponiendo chorizos de arcilla, unos sobre los otros. Un trabajo de chinos, hecho a ojo de buen cubero, con una redondez perfecta, según nos dijo el alfarero. Podía llevar todo un año hacer una de estas tinajas. Hubo dos grandes centros de fabricación de estas tinajas, Villarrobledo y Colmenar de la Oreja, que siguieron funcionando algunos años más tras concluir la guerra.









Aves en las Lagunas de Villafranca

Mari Carmen, la que iba a ser nuestra guía, nos acompañó hasta el Aula de la Naturaleza y desde allí iniciamos la ruta a pie alrededor de las lagunas, comenzando a rodear la Laguna Grande por su orilla izquierda.




 

Tras dejar atrás un par de embarcaderos y aproximarnos hacia la Laguna Chica, tuvimos un rato bastante fructífero en que pudieron verse muchas aves: en el agua, cigüeñuelas, fochas comunes, patos azulones (o ánades reales) y hasta un pato colorado; volando vimos aguiluchos laguneros, aguiluchos pálidos o cenizos y aviones; también pasó sobrevolando sobre nosotros una bandada de gaviotas reidoras, lo que suscitó las risas de Carmen al sentirse aludida; entre los carrizos, garzas imperiales y garzas reales; posado en alguna valla, algún que otro escribano palustre, como nos dijo Mari Carmen; también se vieron algunos pajarillos con pecho amarillo, que a saber qué serían.




Se hizo una pausa para comer, casi a la altura de un pinar que separaba ambas lagunas, donde por primera vez salió a la palestra la famosa teta de goma.




Tras la comida nos acercamos al punto de unión entre ambas lagunas, pero hubimos de darnos la vuelta al estar muy alto el nivel del agua. Era imposible aproximarse más.




Nos acercamos a continuación a la Dehesa Encharcable y a la que llaman la Casa de la Dehesa, que va a convertirse, según nuestra guía, en Centro de Interpretación de los Humedales Manchegos. En el tejado de esta casa había varios nidos de cernícalo primilla, aunque durante el tiempo que estuvimos allí no apareció ningún ejemplar. A poco de dejar la casa atrás, sí que vimos revolotear dos de estas rapaces.


 

Al dar la ruta por terminada, entramos en el bar Casa Jorja para tomarnos algo y allí tomamos nota de las aves vistas, apuntándome Seche en el papel tres más que no he mencionado: grajilla bueyera o boyera, tarabilla común y zarcero común.





 
Al salir del bar, y a pesar de que el viento comenzó a azotar, aparecieron a nado los somormujos lavancos, con su característica cresta.


 

A la noche, opípara cena en La Abuela, una jartá de cena. Queso manchego con almendras fritas, pisto a la Villafranca, duelos y quebrantos, gachas, solomillos, chuletillas, bacalao, etc. Nos atrevimos también con unos postres variados, consistentes en tarta, piña, arroz con leche o bizcochillo. 12 lúas per cápita. Durante la cena se reanudó el trajín con la teta de goma, que llegó a confundir al camarero, haciéndole casi perder el equilibrio mientras llevaba la bandeja.


¡A Volar!
Leñador,
no tales el pino,
que un hogar
hay dormido
en su copa.
Señora abubilla,
señor gorrión,
hermana mía calandria,
sobrina del ruiseñor;
ave sin cola,
martín-pescador,
parado y triste alcaraván;
¡a volar,
pajaritos,
a la mar!

(El pino verde, poema de Rafael Alberti, incluido en su libro Marinero en tierra)



Alojamiento en el Aula de la Naturaleza
 
Nos quedamos a pasar la noche en el Aula de la Naturaleza, que hace las veces de albergue.
A la mañana siguiente algunos nos levantamos temprano y nos dimos un paseo antes del desayuno. La novedad es que a pocos metros de nosotros pudimos ver a una abubilla picoteando en la hierba. Sobre la superficie de la laguna nadaban las fochas y los somormujos. Pasaron revoloteando los vencejos y un sinfín de pajarillos. Vimos incluso a un atrevido rabilargo bilbaíno, que se dio una zambullida y fue nadando en dirección a un somormujo que lo miraba estupefacto.







Consuegra y sus molinos de viento

Tras prepararnos el desayuno en el albergue, nos dirigimos a Consuegra, la Consabura romana, que tras la Reconquista pasó a convertirse en capital del Priorato de San Juan y sede del Maestre de la Orden.


 

Nos fuimos juntando en la Plaza de España, en cuyo centro, dentro de un hexágono, vimos representada una cruz blanca octogonal, que es el emblema de la Orden de San Juan (actualmente de Malta), que actualmente lleva a cabo actividades asistenciales y humanitarias en varios países. En la plaza destaca también la Casa de los Corredores (s. XVIII), una clásica construcción manchega con bella balconada y soportales al descubierto.





 
Junto a la iglesia de la Vera Cruz unas hermanitas que venían de Galapagar habían montado un puesto para vender dulces, pastas y almendrados, etc. Fue Plo la que se acercó a comprarles una cajita. Una escena insospechada y conmovedora por partes iguales.




En lo alto del cerro Calderico se conservan doce molinos de viento, construidos en el s. XVI, de los que entramos sólo en tres de ellos, los únicos que encontramos abiertos: Bolero (oficina de turismo), que conserva completa la maquinaria de la molienda; Mambrino (tienda de comestibles), que conserva dentro la rueda catalina o rueda del viento, y poco más; y Caballero del Verde Gabán, en el que hace unos años había una biblioteca con ejemplares del Quijote en varios idiomas, pero al desaparecer muchos de ellos fue sustituida por una exposición de cerámica.






Tras sobrepasar el último de los molinos, de nombre Clavileño, alcanzamos la cumbre del cerro Calderico (829 m.), con su vértice geodésico. Y es que ésta era una ruta completa, con cumbre y todo. Qué no se diga. Y con vistas del sector más oriental de los Montes de Toledo, en concreto de lo que se conoce como sierra de los Yébenes.




Para concluir esta crónica sería justo resaltar la hospitalidad de la gente con que tratamos, los de la alfarería, las dos chicas de Consuegra, la de la oficina de turismo y la del molino del Caballero del Verde Gabán, y por supuesto Mari Carmen, nuestra guía en las lagunas.

Documentos
Información sobre Consuegra y las Lagunas de Villafranca
Guía de Consuegra
Plano de Consuegra
Folleto de Villafranca de los Caballeros
Folleto de las Lagunas de Villafranca
Reserva Natural de las Lagunas de Villafranca (JCCM)
Aula de la Naturaleza de las Lagunas de Villafranca
 

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