Después de cuatro años sin irnos de sidrería, este año hemos recuperado el plan. El pueblo así lo ha querido. Hay que escuchar siempre la voz del pueblo, que es el único soberano, y devolverle la palabra. Y es que el pueblo nunca se equivoca. Ahora al pueblo se le llama la gente o los de abajo.
Los de abajo, los de enmedio y los de arriba
Una vez tomada la decisión de volver a escaparnos a sidrería, elegimos como destino Astigarraga, el pueblo más sidrero de toda Guipúzcoa. Repetimos el albergue y la sidrería de tantas otras veces. Haciendo memoria, con esta era la séptima vez que estábamos en Astigarraga.
En esta ocasión contábamos entre nosotros con un nutrido grupo de debutantes en estas lides, que además coparon los premios del sorteo, lo que suscitó el mosqueo de algunos veteranos. Ya se sabe que el azar es caprichoso y no entiende nada de fidelidades y cosas así.
El sábado hicimos una travesía lineal entre San Sebastián y Pasajes de San Pedro. Al concluir la ruta, tomamos la chalupa que atraviesa la bahía hasta Pasajes de San Juan (Donibane). No fue una ruta montañera al uso, pero fue lo que el pueblo, la gente, los de abajo, mayoritariamente apostaron por hacer y no se puede nunca desoir lo que digan las bases. En conjunto, tuvimos un día bastante completo, con un tiempo inmejorable.
Tanto la ida como a la vuelta del viaje hubo tiempo para que algunos pasearan por Segura, Idiazábal, San Sebastián o Guetaria; incluso para subir al Txindoki; o para contemplar el desfiladero de Pancorbo desde el mirador de la Peña del Mazo.
En definitiva, esta salida sidrera ha sido para muchos un ejercicio de nostalgia, un regreso al pasado (el término nostos proviene del griego y significa regreso).
En definitiva, esta salida sidrera ha sido para muchos un ejercicio de nostalgia, un regreso al pasado (el término nostos proviene del griego y significa regreso).
Segura
Idiazábal
San Sebastián
Txindoki
Pancorbo
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