Era Viernes Santo. Se propuso una ruta desde Tielmes, una tranquila localidad situada en la vega del Tajuña, que tiene unos 2.700 habitantes. Según la tradición, nacieron aquí los niños mártires Justo y Pastor, que fueron torturados y decapitados en Alcalá de Henares (antigua Complutum), en el contexto de las persecuciones contra los cristianos decretadas por el emperador Diocleciano (s. III). El Domingo de Resurrección tiene lugar la Quema del Judas, que es vestido la víspera por los quintos del pueblo. En la parte alta del pueblo (calle de Cuevas Bajas) se conservan varias viviendas trogloditas, excavadas en el paredón de yesos, que asoman sus blancas chimeneas por encima de la tierra.
Después de tomar el café en la terraza del bar Moderno (plaza de la Constitución), empezamos a andar. Pasamos junto a las piscinas para cruzar más adelante el río Tajuña por el puente. Desde la ermita de San Isidro ascenderíamos hasta el Llano de las Cabras, una planicie sapicada de olivares y de algunos viñedos, que alternan con las encinas y las coscojas. Descenderíamos luego en busca del Camino del Horcajo, que remontaríamos hasta salir al Camino de los Moledores. Tras una pausa, en la que disfrutamos un rato del solecito, vinieron las nubes y se desencadenaron varios chaparrones consecutivos, que nos calaron a unos más que a otros. Con esta perspectiva, optamos por acortar un poco la ruta y volver al pueblo de la manera más directa, en este caso tomando la plataforma de la Vía Verde del Tajuña, lo que hizo que pasáramos junto a la ermita de los Santos Niños.
La lluvia cesó y pudimos sentarnos a comer en las mesas del área recreativa El Puente, a dos pasos del pueblo. Después nos fuimos a tomar la cervecita a la terraza del restaurante Castilla. La ruta tuvo una longitud de unos 11 kilómetros, con 350 metros de desnivel. Unos parajes solitarios, a escasos 50 kilómetros de la gran urbe, que no aparecen en las guías de senderismo y son oro en estos tiempos en que la Comunidad de Madrid sigue cerrada perimetralmente. Aparcar y encontrar sitio en una terraza para tomarse algo no es aquí una quimera.
Antes de volver a Madrid, hicimos una breve parada al pie del Risco de las Cuevas, que se encuentra junto a la carretera que va de Tielmes a Perales de Tajuña. Son casi 70 las cuevas que hay aquí, construidas en varios niveles, en un paredón formado por calizas y yesos del Terciario. Según algunos investigadores, estas cavidades albergaron a los Caracitanos, una tribu carpetana que fue sometida en el s. I a. C. por el general romano Sertorio (en un letrero de madera se ha bautizado al poblado con el nombre de Caraca). Continuaron siendo habitadas en época visigoda y musulmana, dejando de habitarse entrado el siglo XX. Pese a su deficiente estado de conservación, están catalogadas como Monumento Nacional desde 1931.
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