El cordal que une el puerto de la Quesera (1.710 m) con el pico del Lobo (2.273 m) estaba totalmente cubierto. La temperatura era baja y soplaba un viento gélido. Bien abrigados, nos pusimos en marcha y en un sube y baja con tendencia ascendente, fuimos sucesivamente superando las cimas del Prado de los Llanos (1.858 m), del Calamorro de San Benito (1.867 m), del Aventadero (2.003 m) y de Las Peñuelas (2.194 m). Sobre las tres de la tarde hicimos cumbre en el pico del Lobo y tras las fotos de rigor, nos resguardamos para comer algo en las ruinas de la estación superior del remonte que llegaba hasta aquí.
La vuelta la hicimos, como es obvio, por el mismo camino. Al caer el sol, la vista hacia levante era magnífica, coloreándose el horizonte y las cumbres nevadas de tonos anaranjados y malvas. Llegamos al puerto de la Quesera sobre las seis de la tarde. A pesar de la nieve y el frío, no tuvimos problemas para sacar los coches. En total, caminamos 14 kilómetros (ida y vuelta), con 850 metros de desnivel. A la vuelta, paramos un rato en la plaza de Riaza.
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