Se puede salir de Madrid y en el mismo día subir y bajar de los Ibones de Anayet. Es lo que hicimos. Salimos de Madrid a las 7:15 y pasada la una del mediodía aparcamos el cohe en el parking de Anayet para comenzar a andar. En la subida seguimos el GR-11, que estaba totalmente cubierto por la nieve, salvo algún que otro poste de madera que quedaba al aire.
Dejamos a nuestra derecha la punta de la Garganta (2.141 m) para ir poco a poco remontando el valle. Sobre las tres de la tarde llegamos a los Llanos e Ibones de Anayet, una planicie cerrada por las cumbres del pico de Anayet (2.545 m), que es lo que queda de un antiguo edificio volcánico, el Vértice de Anayet (2.559 m), la punta de Espelunciecha (2.397 m) y el pico de las Arroyetas (2.573 m). Aunque los dos ibones están totalmente cubiertos de nieve, se aprecian las cubetas en que se asientan. Es este un paraje en que predominan las andesitas, rocas ígneas de origen volcánico, muy abundantes en la cordillera de los Andes, que tienen textura afanítica (están constituidas por cristales pequeños, no reconocibles a simple vista, debido a que la cristalización, que es el proceso de enfriamiento y solidificación del magma, se ha producido en superficie y de forma rápida) y composición mineral intermedia (tienen un contenido parecido de plagioclasas, que son silicatos de color claro o no ferromagnesianos, y de anfíboles, que son silicatos de color oscuro o ferromagnesianos).
Las vistas desde aquí son amplias y abarcan, entre otras cimas, el Midi d'Ossau, el Balaitús, los picos de la Frondella, los Infiernos, el Garmo Negro, el pico Algas, etc.
A partir de aquí, el GR-11 desciende por el Barranco de la Canal Roya hasta el Valle de Canfranc. Nosotros, sin embargo, volveremos al punto de partida después de comer por el camino de ida, completando unos 7,5 kilómetros, con 500 metros de desnivel. Pararemos en Escarrilla para tomarnos una cerveza (o similar) y unas croquetas.
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